La mente de las personas muchas veces juega una mala pasada, nos bloquea y no nos deja avanzar. Los psicólogos que han estudiado qué le pasa por la cabeza a la gente que sufre apatía, desgana o indecisión constante refieren las siguientes razones:
- Desesperanza.- el sufrimiento nos puede hacer ver la realidad solo “en negro”. Cuando tenemos una visión negativa sobre todo, perdemos perspectiva llegamos a la desesperanza. En este estado las personas se repliegan sobre sí mismas y engordan su dolor con el paso del tiempo. Hay que ayudarles a salir de ese estado y superar la depresión.
- Impotencia.- estar convencido de que no puedo hacer nada para resolver mi problema. La impotencia para dar respuesta a los problemas lleva a grandes emociones de frustración y la mente solo se ocupa en pensar en los propios fallos de desempeño. En estos casos es importante empezar a focalizarse en otras cosas que no sean uno mismo y sus problemas.
- Sensación de agobio.- gastar el tiempo en repetirme “todo lo que queda por hacer!” y nunca en los pasos para conseguirlo. Nuestra cabeza puede tener muchos pensamientos improductivos que nos repiten lo difícil que es todo y no nos deja centrarnos en lo que debemos hacer. Hay que tomar conciencia de dichos pensamientos y trabajar en organizarnos.
- Conclusiones apresuradas.- lo primero que me sale es “no puedo” o alguna excusa. Nuestra mente reproduce patrones aprendidos, ideas preconcebidas y lo hace de forma automática. Es lo primero que la mente va a hacer y debemos hacernos conscientes de nuestros automatismos y buscar nuevas ideas.
- Autoetiquetación.- verse como un vago. Cuántas veces nos conformamos “seré así” y nos etiquetamos para no afrontar las cosas. Si se ha demostrado que nuestro cerebro es capaz, incluso en la edad adulta, de cambiar y desarrollarse, qué no vamos a poder cambiar nuestras vidas. Encasillarse es un gran error y más en los tiempos que corren de constante readaptación.
- Infravalorar las recompensas.- quitar importancia a lo que logro. Nuestros éxitos no hay que congelarlos pero sí celebrarlos. El auto-reconocimiento del logro es necesario para que la motivación siga encendida.
- Perfeccionismo. – «o lo hago bien o no lo hago». La reflexión es conveniente pero la indecisión es un mal en nuestra mente. Si lo que más te preocupa es hacer lo correcto, estarás frenando el progreso, porque cada nuevo intento es un ensayo del siguiente, algo que estarás dejando de hacer. El perfeccionista es en realidad un gran boicoteador de sí mismo y alguien que está reprimiendo un buen potencial. Hay que trabajar esa obsesividad.
- Temor al fracaso.- «no lo hago por si lo hago mal». Hay personas con una muy baja autoestima y suelen creer que van a hacer mal las cosas. El trabajo sobre cómo se ven es muy conveniente.
- Temor al éxito.- «una vez que lo logre no voy a poder mantenerlo». La idea de que puede que consiga triunfar pero no mantenerlo es comprensible muchas veces, pero cuando es lo que te frena eso no es normal. Quien piensa así está reflejando otras ideas. Por ejemplo, que es posible triunfar porque es la suerte o el destino pero no porque me lo merezca. Se debe cuestionar estas creencias porque el éxito lo alcanza una persona que ha trazado un plan, ha puesto en marcha unas conductas y ha resistido embestidas y el esfuerzo que conlleva.
- Temor a la desaprobación, temor a la crítica.-» no lo haré para no equivocarme y ponerme en evidencia.» Hay personas especialmente sensibles a la crítica social. Constantemente se reprimen por lo que piensen los demás. Así no solo no avanzan sino que viven al mínimo de sus posibilidades. Trabajar estos aspectos fóbicos es muy necesario porque además conlleva un sufrimiento constante y es la vivencia de una “realidad nada real”. Se imaginan cómo piensan los demás y actúan en consecuencia sobre eso que se están diciendo, pero son conjeturas. Es importante cuestionarse las propias creencias sobre lo que los demás piensan, ver lo que me estoy haciendo y enfrentarme a las situaciones sociales que temo.
- Baja tolerancia a la frustración.- «eso es demasiado duro para mi.» Algunas personas se ven demasiado débiles. Pero el ser humano es tremendamente resistente, y esa resistencia procede de su fortaleza mental, la cual se trabaja desde su psicología. Lo que puedas soportar serás tú mismo quien lo decidas.
- Coerción y resentimiento.- sentirse presionado continuamente, “es que no soy responsable”. Hay personas que están exhaustas de tanto auto-flajelamiento. Además hagan lo que hagan terminan por no apreciarlo. Los excesos no son buenos. Hay que darse márgenes, hay que parar para poder avanzar sin perder facultades. Hay que valorar lo que se hace y aspirar a más desde la aprobación y no desde el castigo.
- Culpa y autoacusación.- “yo fallo en todo y a todos”. La tendencia a auto-culparse de todo suele venir de la imagen que creamos de nosotros mismos en el ámbito familiar. Son patrones de comportamiento que reproducimos sin darnos cuenta. Pero también en algunos casos es una “falsa culpa” y se finge victimismo. El psicólogo puede ayudar a descifrarlo y canalizarlo.
Todos queremos saber qué hacer para avanzar más y mejor en la vida. Como vemos se pueden estar dando algunos problemas en nuestra psique. Trata de analizar si te sientes identificado con alguno. En ocasiones son temas profundos o difíciles de resolver por uno mismo. Acudir a un psicólogo puede ser una buena decisión si te ves atrapado por el problema.

Bienvenidos a Tupsicologa-online, soy Natalia Paredes, psicóloga, y desde niña siempre me atraían las profesiones sanitarias y la ciencia en general. Pero como no todo es trabajar tengo que reconocer que me encanta disfrutar, siempre digo que no necesitamos grandes cosas para ser feliz y me gusta dedicar mi tiempo libre para viajar, hacerme buenas caminatas y sumergirme en la naturaleza. En mi vida he tenido diversas aficiones como montar a caballo, patinar, confeccionar ropa de forma autodidacta y alguna inmersión en el desarrollo de aplicaciones móviles.