La pandemia por COVID-19 nos ha trastocado a todos. Cada uno de nosotros hemos tenido que hacer en alguna medida ajustes para adaptarnos a una nueva situación.
Dependiendo del estado previo a esta crisis vamos a estar mejor o peor dotados para responder a la incertidumbre, el cambio de hábitos y los problemas que se nos presentan. Los recursos mentales con los que cada uno cuenta son determinantes en estos momentos.
Pero podemos tomar medidas para afrontar la crisis y frenar su impacto.
La pandemia ha afectado enormemente en la salud mental llevando a síntomas de depresión en muchas personas. El estado de ánimo se altera por todo lo que significa “pérdida”: en este caso de la salud, de los seres queridos, de la seguridad, del trabajo, la economía, los alicientes,…,y sobre todo, el más importante, de las relaciones sociales. Si el recurso más importante con el que contamos, el apoyo social, se congela nos vemos bastante cojos en el afrontamiento de los estados depresivos.
Algunas de esas pérdidas nos van a golpear a nivel de impacto, es decir, inciden bruscamente sobre el ánimo alterándolo de forma inmediata, y otras van calando poco a poco con un efecto silencioso a lo largo de varias semanas.
Cualquier cosa que nos ocurra capaz de producirnos un shock emocional puede alterar rápidamente a las personas más estables. Esto va a llevar un tiempo en recuperarse pero la buena noticia es que la mayoría de la personas se recuperan con el tiempo.
Lo que es más difícil de ver es cuando lo que altera nuestro ánimo son los pequeños detalles del día a día. En esto es donde quiero poner la atención. Mucho tiempo confinados nos lleva a perder reforzadores o alicientes que son necesarios para mantener un ánimo positivo. Permanecer en un sitio mucho tiempo además nos puede llevar a una pérdida de perspectiva. Las salidas de casa ahora tampoco son recompensantes e incrementan más si cabe el estrés. Las dificultades con las que nos encontramos van incrementando la tensión y menguando la actividad y satisfacción, lo cual afecta lentamente el ánimo. Cuando nuestro estado de ánimo permanece más de dos semanas alterado en buen grado sobreviene la depresión. Necesitamos bastantes recursos para hacerle frente.
Recursos mentales:
– La importancia de mantener la esperanza: son muchas las cosas que hemos perdido en esta crisis pero la mayoría son recuperables. No te dejes amedrentar por la situación, todo pasará, tarde o temprano las cosas volverán a su cauce. Este tipo de ideas nos protegen de caer en una depresión profunda.
– El control interno de la situación: en todas las situaciones, incluso las más difíciles tenemos algún punto de control. No estamos completamente a expensas del destino o cualquier causa externa. Valora en qué sentido puedes controlar cómo te sientes y lo que puedes hacer.
– Disco rayado: pon bastante de tu rabia en repetirte “esto no va a poder conmigo”, “voy a luchar sin límite”, etc.
– Pon en tu mente ideas positivas: a veces el optimismo no nos sale natural sino que hay que inducirlo, practicarlo, ponerlo en tu mente, entrenarlo y hacerlo tuyo.
– Busca motivos para “luchar”: tu gente, el reto de superar algo tan grande, todo lo que vas a poder disfrutar cuando todo esto pase…
– Dedica algunos momentos al día para contactar con tus emociones: la inteligencia emocional empieza por ahí, tomar conciencia de qué estoy sintiendo, no rehuirlo, mirar hacia las propias emociones (y de los otros).
– Pon a trabajar tu mente con algo entretenido: la mente al igual que el cuerpo necesitan ejercicio, ponle a trabajar pero mejor a divertirse. El humor, la música, la lectura y los juegos son bastante apropiados para ello.
– Mantén en tu mente tus metas, nunca las pierdas y tus intereses: No permitas perder nada de esto ni tu identidad. Sabes mucho de ti, no lo olvides, tenlo bien presente.
– Responsabilízate de la situación: tienes mucho que aportar, si no es ahora, luego. Da ánimos a los demás, descéntrate de ti mismo.
Recursos estratégicos:
-
Busca activarte de alguna forma: cuando el ánimo está bajo no tenemos ganas de hacer nada pero eso es la más importante estrategia para salir de eso. Acción, acción y acción. Sin ganas. Arrastrándose, empujándose, o con ayuda,…, como sea, pero hay que hacer cosas. La pauta es que esas cosas sean de tu repertorio o gustos previos.
-
Busca relajarte (como sea, es decir, las técnicas de relajación, yoga o meditación no son el único modo).
-
Cuida tu cuerpo: no solo alimentarlo, también darse un baño, una ducha, tomar unos minutos de sol, masaje, baile, ejercicio, etc.
-
Mímate o prémiate ante lo conseguido: Muchas veces nos olvidamos de que el reconocimiento de algo bien hecho nos motiva a repetirlo. Esto también sobre las propias acciones.
-
Trata de no permanecer mucho tiempo sentado, muévete por la casa, si puedes sal a la calle, al aire libre, en las tareas de hogar, etc.
-
Busca apoyo social aunque sea virtual: Como digo es sumamente importante, el aislamiento es mala señal y el hablar con alguien nos permite ver las cosas de otra manera y nos hace sentir bien por sí mismo.

Bienvenidos a Tupsicologa-online, soy Natalia Paredes, psicóloga, y desde niña siempre me atraían las profesiones sanitarias y la ciencia en general. Pero como no todo es trabajar tengo que reconocer que me encanta disfrutar, siempre digo que no necesitamos grandes cosas para ser feliz y me gusta dedicar mi tiempo libre para viajar, hacerme buenas caminatas y sumergirme en la naturaleza. En mi vida he tenido diversas aficiones como montar a caballo, patinar, confeccionar ropa de forma autodidacta y alguna inmersión en el desarrollo de aplicaciones móviles.